El "rito" que conlleva el acto de fumar también puede ser causa potencial de accidente, como consecuencia de una distracción al encender un cigarrillo, tener la mano ocupada en sujetarlo, una irritación ocular momentánea provocada por el humo, un acceso de tos, o la disminución de la capacidad de atención debido a la disminución del contenido de oxígeno en la sangre que el tabaco ocasiona.
A esto cabría medir el riesgo de incendio y explosión que supone fumar en lugares donde se utilicen sustancias inflamables.
Todo lo apuntado hasta aquí viene confirmado por el hecho de que, según varios estudios realizados en distintos países, la tasa de ausentismo laboral es sensiblemente superior entre los trabajadores que fuman, sobre todo en los de edad superior a 35 años. Otro dato importante es que el número de días perdidos es proporcional al número de cigarrillos diarios fumados, tanto en el caso de los hombres como en el de las mujeres.
No se puede terminar este apartado sin hacer una referencia, aunque sea breve, a los fumadores pasivos. El humo desprendido de los cigarrillos contamina el ambiente de trabajo y es inhalado por los Operarios no fumadores, que también padecerán los efectos tóxicos del tabaco. En consecuencia, habría que limitar la exposición al humo del tabaco en los puestos de trabajo, de la misma manera que se hace con otros agentes tóxico.Sin embargo, son muchos los fumadores que abandonan el tabaco a tiempo. las razones dadas por estas personas sugieren que la mayoría lo dejaron porque comenzaron a experimentar síntomas de enfermedades causadas por el tabaco, principalmente bronquitis y trastornos gástricos.
Dejar de fumar es más que disminuir el número de cigarrillos. |
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Documento sobre: Los niños y el tabaco
Sobre el tabaco
Los riesgos del tabaco para la salud son bien conocidos, sin embargo, el consumo de tabaco fumado o mascado continua en aumento. Cada año muchos jóvenes adquieren este hábito; de hecho, el 90% de los adultos fumadores empezaron a fumar siendo niños. Cada día, más de 4.400 niños se convierten en fumadores habituales.
Por eso es importante que los niños entiendan los peligros de consumir tabaco. En Estados Unidos, la causa principal de las muertes evitables es el tabaco, que puede provocar cáncer, enfermedades cardíacas y pulmonares. El tabaco para mascar (tabaco que no se fuma o para escupir) puede producir adicción a la nicotina, cáncer oral, enfermedades de las encías y riesgo mayor de enfermedades cardiovasculares, como ataque al corazón.
Proporcionar a los niños información sobre los riesgos de fumar y mascar tabaco, así como establecer unas reglas claras respecto al tabaco y las razones para ellas, puede ser útil para protegerlos de este hábito insano.
Usted también debería conocer los signos de alarma relacionados con el consumo de tabaco y maneras constructivas de ayudar a alguien a dejar el hábito.
Los riesgos de consumir tabaco
Uno de los principales problemas de fumar y mascar tabaco tiene que ver con la nicotina. Una persona se puede volver adicta a la nicotina sólo tras unos cuantos días de consumirla por primera vez. La nicotina del tabaco puede ser tan adictiva como la cocaína o la heroína. La nicotina afecta al estado de ánimo y también al corazón, los pulmones, el estómago y el sistema nervioso.
Otros riesgos para la salud incluyen los efectos a corto plazo de fumar, como la tos y la irritación de la garganta. Con el tiempo, pueden desarrollarse problemas más serios, como un aumento de la frecuencia cardíaca y de la presión sanguínea, bronquitis y enfisema.
Por último, hay numerosos estudios que indican que los jóvenes fumadores tienen una probabilidad mayor de experimentar con la marihuana, la cocaína, la heroína y otras drogas.
Evitar que los niños adquieran el hábito
Los niños pueden sentirse atraídos a fumar o mascar tabaco por diversas razones: para hacerse los interesantes, parecer mayores, perder peso, dar la impresión de ser duros y sentirse independientes. Pero los padres pueden contrarrestar esta atracción y evitar que sus hijos prueben —y se vuelvan adictos a— el tabaco.
Establecer desde el comienzo una buena base de comunicación con sus hijos facilitará el trabajo cuando haya que tratar asuntos peliagudos, como el consumo de tabaco. Éstas son algunas recomendaciones que puede tener en cuenta:
- Hable de los temas delicados de un modo que no haga sentir a sus hijos temor al castigo o a ser juzgados.
- Destaque lo que sus hijos hacen bien en vez de lo que hacen mal. La confianza en uno mismo es la mejor protección frente a la presión de los compañeros.
- Anime a los niños a implicarse en actividades en las que se prohíbe fumar, como los deportes.
- Demuestre a sus hijos que valora sus opiniones e ideas.
- Es importante seguir hablando con los niños a medida que crecen de los peligros del tabaco. Incluso los niños más pequeños pueden entender que fumar es malo para el cuerpo.
- Pregunte a sus hijos qué les atrae —y qué les desagrada— de fumar. Escúchelos con paciencia.
- Lea, mire la televisión y vaya al cine con sus hijos. Compare las imágenes de los medios de comunicación con lo que ocurre en la realidad.
- Hable con ellos sobre las maneras en que pueden responder a la presión de los compañeros para que fumen. Su hijo puede sentirse seguro de sí mismo diciendo simplemente "no." Pero muéstrele también otras posibles respuestas, como “"Si fumo, mi ropa olerá mal y tendré mal aliento"” o "No me gusta el aspecto que tengo cuando fumo".
- Anime a sus hijos a alejarse de los amigos que no respeten sus razones para no fumar.
- Explíqueles de qué manera el hábito de fumar controla la vida diaria de los niños que empiezan a fumar. ¿Qué tienen que hacer para pagarse el tabaco? ¿Cómo consiguen el dinero para pagar otras cosas que desean? ¿Cómo afecta este hábito a sus amistades?
- Establezca reglas claras que prohíban fumar y mascar tabaco en su casa y explíqueles por qué: los fumadores huelen mal, tienen mal aspecto y se sienten mal, y el tabaco es malo para la salud de todo el mundo.
Si su hijo fuma
Si descubre que la ropa de su hijo huele a humo, no reaccione de forma exagerada. Primero pregúntele sobre ello; quizá salga con amigos que fuman o simplemente haya probado un cigarrillo. Muchos niños prueban en algún momento a fumar, pero no se convierten en fumadores habituales.
Otros signos que pueden delatar el hábito de fumar son:
- tos
- irritación de la garganta
- ronquera
- mal aliento
- un rendimiento inferior en los deportes
- mayor susceptibilidad a los resfriados
- dientes y ropa manchados de nicotina (éstos también son signos de mascar tabaco)
- dificultades respiratorias
A veces ni siquiera la mejor educación es suficiente para impedir que los niños experimenten con el tabaco. Puede ser tentador enfadarse, pero será más eficaz que se centre en comunicarse con él.
He aquí algunos consejos que pueden ser útiles:
- Resista la tentación de darle conferencias o convertir su consejo en un sermón.
- Descubra qué es lo que a su hijo le atrae de fumar y hable de ello de manera honesta.
- Muchas veces, los niños no son capaces de apreciar la manera en que sus comportamientos del presente pueden afectar su salud en el futuro. Por ello, hábleles de los inconvenientes inmediatos de fumar: tener menos dinero para gastarlo en otras cosas, dificultades para respirar, mal aliento, dientes amarillos y el mal olor de la ropa.
- Cumpla las reglas respecto al tabaco que haya establecido. Y no permita que su hijo fume en casa para que haya paz.
- Si su hijo le dice "Puedo dejarlo cuando quiera," pídale que se lo demuestre dejando de fumar totalmente durante una semana.
- Intente no acosarlo. En última instancia, quien tiene que tomar la decisión es su hijo.
- Ayude a su hijo a desarrollar un plan para dejar de fumar, déle información y recursos y refuerce con elogios su decisión de dejar el hábito.
- Haga hincapié en las recompensas naturales derivadas de dejar de fumar: liberarse de la adicción, mejor estado físico, mayor rendimiento en los deportes y mejor aspecto físico.
- Intente que tenga una entrevista con su médico, quien puede ofrecer su apoyo y programas de tratamiento.
Si usted fuma
Los chicos son rápidos en lo que respecta a observar cualquier contradicción entre lo que los padres dicen y hacen. A pesar de lo que usted piense, la mayoría de los niños dicen que los adultos a quienes más se quieren parecer cuando sean mayores son sus padres.
Si usted fuma:
- Primero, admita su error al haber comenzado a fumar y que si ahora tuviera que empezar de nuevo, no lo haría.
- En segundo lugar, deje de fumar. Esto no es fácil y puede requerir varios intentos y la ayuda de un programa o un grupo de apoyo para dejar de fumar. Pero si usted supera su adicción al tabaco, estará animando a sus hijos a que lo también lo hagan.
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