El consumo de tabaco representa la principal causa única prevenible de enfermedad, discapacidad y muerte en el mundo actual. El consumo de tabaco y la exposición al humo que se genera al fumar (Humo de segunda mano) esta causalmente asociado entre otras; al desarrollo de numerosos canceres, enfermedades cardiovasculares, respiratorias, materno infantiles.
El consumo de tabaco representa un importante problema de salud pública, no sólo por su magnitud, sino también por las consecuencias sanitarias que conlleva, así como por sus elevados costes sociales.
Por esto, entre las metas que el sector Salud se ha propuesto alcanzar hacia el año 2020 está la disminución de los índices de prevalencia de consumo de tabaco en la población del país.
Por esto, entre las metas que el sector Salud se ha propuesto alcanzar hacia el año 2020 está la disminución de los índices de prevalencia de consumo de tabaco en la población del país.
Cajetillas de cigarrillos que muestran porque no se debe fumar
Reducir la oferta de productos del tabaco a los niños y adolescentes
En esta Recomendación se insta a los Estados miembros a que adopten disposiciones legales y administrativas para prevenir la venta de productos de tabaco a niños y adolescentes, en particular a través de los siguientes medios:
- exigiendo a los vendedores de productos del tabaco que comprueben que los compradores tienen la edad requerida por la legislación nacional;
- retirando los productos del tabaco de los expositores de autoservicio;
- restringiendo el acceso a las máquinas expendedoras de tabaco;
- limitando la venta a distancia, en particular la venta a través de internet;
- prohibiendo la venta de golosinas y juguetes destinados a los niños y fabricados con la intención de que el producto o el envase se parezcan a un producto del tabaco;
- prohibir la venta de cigarrillos por unidades o en paquetes de menos de diecinueve unidades.
Limitar la publicidad y la promoción de los productos del tabaco
En la Recomendación se anima a los Estados miembros a que adopten medidas dirigidas a prohibir las siguientes formas de publicidad y promoción:
- el uso de marcas de tabaco en productos o servicios distintos de los de la industria del tabaco;
- el uso de artículos de promoción (ceniceros, encendedores, sombrillas o muestras de tabaco) y de muestras de tabaco;
- el uso y la comunicación de la promoción de ventas, en forma de descuentos, obsequios, primas u oportunidades de participar en concursos o juegos promocionales;
- el uso de paneles, carteles y otras técnicas de publicidad en interiores o exteriores (por ejemplo, la publicidad del tabaco en máquinas expendedoras);
- el uso de publicidad en cines.
Medidas dirigidas a los fabricantes de productos del tabaco
Se anima a los Estados miembros a que adopten medidas para obligar a los fabricantes de productos del tabaco a que declaren los gastos que destinan a la publicidad, el marketing, el patrocinio y las campañas de promoción.
Protección contra el tabaquismo pasivo
Se insta a los Estados miembros a que adopten disposiciones legales para garantizar una protección apropiada contra el tabaquismo pasivo en los lugares de trabajo, en los lugares públicos cerrados y en el transporte público. En particular, se recomienda prestar atención de forma prioritaria a los centros de enseñanza, las instalaciones de atención sanitaria y los lugares en que se presten servicios a los niños.
Otras medidas
En la Recomendación se hace un llamamiento a los Estados miembros para que refuercen los programas encaminados a disuadir de la iniciación al consumo de productos del tabaco y a superar la adicción al tabaco. Asimismo, se les anima a que adopten y apliquen medidas apropiadas en relación con el precio de los productos del tabaco a fin de reducir el consumo de tabaco.
Seguimiento
Cada dos años, los Estados miembros deberán informar a la Comisión del curso dado a la presente Recomendación. A más tardar un año después de la fecha de recepción de la información facilitada por los Estados miembros, la Comisión deberá redactar un informe sobre la aplicación de las medidas propuestas, en el cual podrá contemplar la conveniencia de llevar a cabo nuevas acciones.
Prevención
La mejor manera de prevenir el tabaquismo es evitar que las personas se inicien en el consumo de cigarrillos. Los jóvenes deben ser críticos y tomar conciencia de la trascendencia que sus comportamientos tendrán para el futuro de su salud. La mayoría de ellos, sin embargo, sin darse cuenta pueden estar imitando comportamientos de maestros, padres, hermanos mayores, por tener estos una importante función modélica y educadora. Desgraciadamente, muchos docentes, médicos, enfermeros y otros profesionales de la salud son el grupo que más fuma, y en numerosas ocasiones ponen resistencia a ejecutar políticas de prevención del tabaquismo. Llama la atención cómo en las familias de padres fumadores los hijos, en general, también lo son y los padres no tienen fuerza moral para aconsejar a sus hijos de que no fumen, al igual que los docentes quienes a pesar de las disposiciones legales que rigen en las escuelas, fuman en las salas de maestros.
La mejor manera de prevenir el tabaquismo es evitar que las personas se inicien en el consumo de cigarrillos. Los jóvenes deben ser críticos y tomar conciencia de la trascendencia que sus comportamientos tendrán para el futuro de su salud. La mayoría de ellos, sin embargo, sin darse cuenta pueden estar imitando comportamientos de maestros, padres, hermanos mayores, por tener estos una importante función modélica y educadora. Desgraciadamente, muchos docentes, médicos, enfermeros y otros profesionales de la salud son el grupo que más fuma, y en numerosas ocasiones ponen resistencia a ejecutar políticas de prevención del tabaquismo. Llama la atención cómo en las familias de padres fumadores los hijos, en general, también lo son y los padres no tienen fuerza moral para aconsejar a sus hijos de que no fumen, al igual que los docentes quienes a pesar de las disposiciones legales que rigen en las escuelas, fuman en las salas de maestros.
DOCUMENTO: SI LO NIÑOS TODOS FUMASEN.
Si los niños y los jóvenes no adquirieran el hábito de fumar, acabaríamos con los problemas derivados del tabaco en sólo unas décadas. Por ello, estos grupos de población son uno de los objetivos prioritarios de todas las estrategias contra el tabaco. Desgraciadamente, el porcentaje de jóvenes españoles que fuma es muy alto y, lo que es más importante, no está descendiendo de forma sustancial en los últimos años.
En España, el 30% de los estudiantes de secundaria fuma tabaco de forma regular y un 5% se declaran exfumadores. La media de consumo de cigarrillos es aproximadamente de 7 al día y el porcentaje de fumadores es algo mayor en las chicas que en los chicos, aunque estos últimos son quienes más fuman. La frecuencia del consumo aumenta progresivamente con la edad, de forma que a los 14 años afecta al 16% de las personas y a los 18 años alcanza casi al 50%.
El comienzo de consumo de tabaco es progresivamente más precoz y ya está alrededor de los 13,5 años. Por todo ello, y porque el tabaco produce graves perjuicios para la salud, el tabaquismo en adolescentes es un importante problema social.
¿Por qué se empieza a fumar?
Comenzar a fumar no es un hecho que se produzca en un momento aislado, sino que es un proceso con varias etapas. La mayoría de los escolares de Primaria se manifiesta radicalmente en contra de fumar. Sin embargo, muchos de ellos acaban haciéndolo unos años más tarde. El proceso se inicia desarrollando lo que se llama “susceptibilidad” al consumo de tabaco. Consiste en una actitud “positiva” hacia el tabaco que se forma por varios factores: la publicidad (el tabaco como indicador de libertad personal, manifestación de rebeldía o algo propio de los adultos), la influencia de los compañeros (nuestros amigos más cercanos fuman, o lo hacen los chicos a los que queremos parecernos o por quienes deseamos ser aceptados en un grupo), la conducta de nuestros padres (mi madre fuma para no engordar o controlar su ansiedad), un ambiente social proclive al tabaco (mis profesores fuman, en el colegio todo el mundo fuma, los protagonistas de mis películas preferidas fuman), etc. A menudo, estos jóvenes susceptibles pasan a una segunda etapa en la que prueban o experimentan con el tabaco, una primera toma de contacto que en muchos casos, se produce en la propia escuela o en sus cercanías. Además, los adolescentes que experimentan con tabaco no suelen comprarlo y son sus amigos quienes se lo facilitan.
Aproximadamente, el 30%-50% de los adolescentes que experimentan con el tabaco acaban pasando a la siguiente fase, la de consumo regular. ¿De qué depende el pasar a esta etapa? Normalmente, del resultado de un balance entre dos fuerzas: por un lado, los efectos fisiológicos del tabaco; que suelen ser desagradables, como mareos, tos, mal olor, mal sabor de boca, etc. Y por otro, los factores psicosociales, como la reacción de los hermanos, amigos y padres o la tolerancia social hacia el consumo de tabaco, su precio, etc.
Finalmente, los que empiezan a fumar de forma regular, al principio no lo hacen diariamente, sino sobre todo los fines de semana; pero al poco tiempo acaba convirtiéndose en un hábito diario, que da lugar a una larga historia de adicción y dependencia.
La inmensa mayoría de los fumadores adultos empezaron a consumir cigarros entre los 11 y 18 años, y es muy raro que comenzaran después de los 25. Se empieza a fumar por razones psicociales, pero después el hábito se refuerza y se mantiene por los efectos adictivos de la nicotina del tabaco. A la mayoría de los jóvenes de 20 años que fuma le gustaría dejarlo, pero no pueden porque ya están “enganchados”.
¿Cómo evitar que los adolescentes fumen?
Las medidas disponibles no son muy eficaces de forma aislada, pero cuando se realizan de forma conjunta, dentro de políticas integrales contra el tabaquismo, pueden tener un gran impacto. Estas medidas afectan tanto a la oferta como a la demanda del tabaco. Las más importantes son:
- Incrementar el precio del tabaco mediante el aumento de los impuestos. Es una de las medidas más eficaces, porque los jóvenes no suelen tener mucho dinero. El problema en España es que el tabaco sigue siendo relativamente barato en comparación con otros países de Europa; y existen además muchas marcas de tabaco con precios muy diferentes. Esto facilita que, cuando aumenta el precio del tabaco, los jóvenes recurren a comprar otras marcas más baratas en vez de abandonar el consumo.
- Prohibir la publicidad, directa o indirecta, de todos los productos del tabaco. No hay que creerse los mensajes de la industria tabaquera en los que se afirma que la publicidad del tabaco no pretende incorporar nuevos jóvenes al consumo sino sólo repartirse los fumadores entre las distintas marcas. Hay muchas evidencias obtenidas en países como Australia, Estados Unidos, Reino Unido y los países nórdicos, que demuestran que es una medida eficaz. En concreto, en algunos sitios, al prohibirse la publicidad, entre los jóvenes se redujo un 25% el número de los que experimentaron con el tabaco y un 20% la proporción de fumadores regulares.
- Dificultar a los jóvenes el acceso al tabaco. La legislación que prohíbe la venta de tabaco a los jóvenes y su consumo en colegios y otros lugares frecuentados por ellos es eficaz, el reto es lograr que se cumpla. El papel de los padres también es muy importante, creando un clima de rechazo al tabaco, reduciendo la probabilidad de que sus hijos tengan amigos que fumen, y asegurando que el domicilio sea un ambiente libre de tabaco. Intervenciones educativas en las escuelas.
El objetivo es dar información sobre los perjuicios a corto y largo plazo derivados del tabaco y, sobre todo, proporcionar habilidades a los estudiantes para resistir la presión social que conduce a experimentar con el tabaco. - Tratamientos y otras intervenciones para dejar de fumar. Es un campo en desarrollo. Ya existen programas escolares, en especial concursos, que estimulan el abandono del tabaco o mantenerse sin fumar durante un tiempo definido.
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